La detección precoz de los Trastornos del Espectro Autista permite establecer un plan terapéutico para aliviar la intensidad de la sintomatología.
Juan Martos-Pérez (2006) señala que la mayoría de los padres suelen describir las primeras manifestaciones hacia los 18 meses. Algunas de estas manifestaciones serían:
- Un “parón” en el desarrollo con pérdida de habilidades previamente adquiridas.
- Sordera paradójica, caracterizada por no responder cuando se le llama, pero sí responder a determinados ruidos.
- Aislamiento social progresivo.
- Juego rutinario y repetitivo.
Ruiz-Lazaro, Posada de la Paz y Hijano Bandera (2009) repasan en su artículo los signos precoces y su momento evolutivo. Estos son:
- Rabietas y falta de tolerancia al cambio.
- Ausencia de balbuceo a los 9 meses.
- Ausencia de gestos cuando se le llama por su nombre a los 12 meses.
- No dice palabras sueltas a los 16 meses.
- Ausencia de juego simbólico a los 18 meses.
- A los dos años no dicen frases de 2 palabras.
En el guía para la buena práctica en la detección temprana de Hernández y otros (2005) se especifican 2 niveles para la detección precoz:
1º Nivel. Vigilancia del desarrollo:
- Se deben tener en cuenta aspectos prenatales y perinatales con mayor riesgo.
- Familiar directo con diagnóstico de TEA.
- Síndromes genéticos relacionados con autismo.
- Considerar las preocupaciones familiares
- Controlar el desarrollo: se consideran óptimas para esta función la escala Haizea-Llevant que se encuentra validada en España y permite comprobar la maduración infantil desde el nacimiento a los 5 años, contando con indicadores de autismo.
- Valorar los parámetros del desarrollo sociocomunicativo y valorar la presencia de señales de alerta: muchos de los cuales se encuentran recogidos con anterioridad en este artículo.
2º Nivel. Detección específica
- Se recomienda el uso de una serie de Test y cuestionarios estandarizados en función de la edad. Algunos de ellos son:
- CHAT
- M-CHAT
Con un índice de prevalencia creciente que se sitúa en la actualidad en 13 casos por cada 10.000 habitantes (Fombonne., 2005) parece necesario un protocolo de actuación que favorezca la detección precoz y favorezca las intervenciones posteriores.
Esperamos con esta publicación acercar un poco de este trabajo. Para información más detallado acuda a los artículos citados en la bibliografía.
Bibliografía
Fombonne E. Epidemiología de los trastornos generalizados del desarrollo. In Martos J, González P, Llorente M, Nieto C, eds. Nuevos desarrollos en autismo: el futuro es hoy. Madrid: APNA-IMSERSO; 2005. p. 21-43.
Martos-Pérez, J. (2006). Autismo, neurodesarrollo y detección temprana. Revista de neurología, 42(2), 99-101.
Hernández, J. M., Artigas, J., Martos, J., Palacios, S., Fuentes, J., Belinchón, M., & Posada, M. (2005). Guía de buena práctica para la detección temprana de los trastornos del espectro autista. Rev Neurol, 41(4), 237-245.
Ruiz-Lázaro, P. M., Posada de la Paz, M., & Hijano Bandera, F. (2009). Trastornos del espectro autista: Detección precoz, herramientas de cribado. Pediatría Atención Primaria, 11, 381-397.
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